¿Inteligente o estúpido?
El otro día me topé con un proyecto de investigación que examinaba la capacidad de decisión de las personas con un alto coeficiente intelectual. La conclusión era la siguiente:
Las personas inteligentes son más propensas a sobreanalizar y menos propensas a pasar a la acción.
Según el Dr. Adam Perkins, experto en neurología, las personas con un coeficiente intelectual más alto tenían una mayor actividad en la corteza cerebral, lo que les llevaba a analizar las situaciones de forma más exhaustiva y a deliberar durante más tiempo sobre sus decisiones. La investigación de Perkins también descubrió que las personas "inteligentes" sufrían mayores niveles de estrés mental y tenían menos probabilidades de conseguir lo que querían en la vida como consecuencia de su exceso de reflexión.
Puede que me esté perdiendo algo... pero eso no suena tan inteligente, ¿verdad?
El equilibrio es la clave
Puedes tener toda la inteligencia del mundo, pero no significa nada si no la equilibras con la acción.
Tus mejores ideas y tus visiones más descabelladas no sirven de nada si no haces nada con ellas. Si ser inteligente significa pensar sin parar mientras otros están ahí fuera cambiando el mundo, entonces puedes llamarme estúpido. Prefiero ser un tonto que se esforzó al máximo que un genio que ni siquiera lo intentó.
En el universo no faltan las ideas brillantes. Apuesto a que en el pasado has tenido las tuyas. Pero también estoy dispuesto a apostar que las únicas ideas que han marcado una diferencia significativa en tu vida son aquellas sobre las que has actuado.
Porque las ideas no cambian el mundo. Lo hacen las personas que tienen el valor y la convicción de actuar en consecuencia. Echa un vistazo a este artículo sobre cómo hacer que tus acciones sean tan grandes como tus sueños y empieza a vivir tu visión.
Coraje y convicción
Puedes pasarte la vida paralizado por pensar demasiado y analizar demasiado. O puedes tragarte tu orgullo, reconocer el riesgo e ir a por ello con todo lo que tienes.
Por supuesto, podría fracasar. Por supuesto, puede que no funcione. Pero, ¿y qué? Si fracasas, fracasa rápido. Aprende la lección y sigue adelante.
He perdido la cuenta de la cantidad de veces que he fracasado en el pasado. Pero no cambiaría esos fracasos por nada del mundo. Cada uno de ellos ha sido una lección necesaria que me ha ayudado a llegar a donde tenía que estar.
Nunca vas a estar preparado al 100% y nunca va a ser el momento adecuado al 100%.
Las estrellas no se van a alinear. El momento perfecto no existe. Así que el único momento realmente es ahora mismo. Parece un buen momento para empezar, ¿no?
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